Portu kale, Barakaldo
Hoy sufrimos el «segundo primer sábado de mayo pandémico» sin edición. Sol precioso. La calle Dos de Mayo debería a estas horas estar repleta de público y puesteros dando vida a este carismático y popular barrio de Bilbao. Se lamentan las organizadoras de no disponer aún de permiso del ayuntamiento para celebrarlo, bajo ningún tipo de condiciones. Y de que al parecer, debe ser el único mercado bilbaíno que no cuenta con él (cri, cri, cri). Desconozco las razones exactas para no dárselo. Quiero pensar que sea por lo muy estrecha que es la propia calle y aledañas, con lo cual sería muy complicado mantener una mínima distancia social (sí, que sea eso, por favor…)
Tengo especial cariño a este mercado que yo misma gestioné durante unos meses, hace una década ya. En aquellos tiempos, particulares y profesionales montaban sus puestos de forma espontánea en cualquier tramo de la calle. Así, artesanos y similares que vivían de los mercados, al menor incidente que les hiciera llegar tarde se quedaban sin sitio. No me parecía justo que los que aguantaban frío y agua los meses duros bajo toldos más o menos precarios, fueran desplazados en verano por algunos puesteros “bien puestos” que ponían cuatro cosas en el suelo al salir del after.
Preguntados los profesionales si estarían dispuestos a pagar una mínima cuota que les asegurase presencia y ubicación fija, la mayoría no dudó y pagó el año por adelantado. Fue un primer paso para crear un compromiso y darle mayor regularidad y estabilidad a este evento. Lo he visto crecer y profesionalizarse con los años y me alegro mucho por ello. Desde aquí les envío todo mi cariño. ¡Que vuelva en 2022, por favor! Eutsi gogor!
A quien no pude ver nacer fue a una réplica de este mercado que anduve maquinando en mi cabeza. Sería en la calle Portu, que fue arteria comercial y social en los 70 y 80 por su ubicación: sube de la estación de Renfe y de la Ría y lleva directamente al centro de Barakaldo. Recuerdo bajar por ella con mi madre a localizar a mi padre entre los obreros apelotonados en «el gasolino», una barcaza que comunica (aún, por suerte) margen izquierda y derecha del Nervión. Y cómo estaba abarrotada de comercios, bares y vida. Antes de la pandemia ya estaba asolada. Ahora ya…
Yo no contaba con recursos o apoyos entonces para embarcarme sola en esta propuesta. Por eso me alegré infinito cuando en 2018 el ayuntamiento encargó a la asociación hAcería el proyecto Barakaldo Irekiz (Abriendo Barakaldo) para recuperar y animar la calle y el barrio, pero lamentablemente solo se celebró una edición.
Al menos bauticé aquel intento (que al fin y al cabo es lo mío) con un nombre híbrido a partir de la expresión coloquial castellana «por tu cara bonita» y el propio nombre de la calle en euskera, Portu kale. Ojalá algún día viera la luz.
Portu Kale Bonita (mi niña nonata)